domingo, 17 de julio de 2011

Día 8. Cucharas... ¿Ein?

Comenzó el día entre la rutina y los coleteos de la reunión. Tanto fue así que hasta la fecha el día que más impuntuales hemos sido… SINCO.
El campa se desarrollo como de costumbre, salvo la inesperada visita de Justin Bieber en el colegio (Martin Lover ), al cual las niñas se abalanzaron, intentaron rasgar sus vestiduras (vamos, cosas típicas de fans) mientras era protegido por algunos niños que hacían de guardaespaldas.
Al final de la mañana se realizó el reparto de camisetas donde todos los niños recibieron una camiseta, con el logo del grupo de solidaridad en un lado, y el de Moguerza en el otro (Amaia y Aurora os pueden hacer una fantástica interpretación de dónde se encuentran dichos logos).
Por la tarde a currar de nuevo, unos tanto y otros tan poco/nada. Mientras que una parroquia va por la tercera sala, en otra seguimos desmenuzando las paredes siempre sin olvidar que lo hacemos ‘’si queremos’’. Sin embargo, siempre hay lugar para la diversión, entre pintura y pintura unos micrófonos improvisados interpretando a Mecano. Ahora que los jóvenes de la comunidad saben que hay chicas trabajando se nota que la afluencia es mayor. Es tremendo el machismo con el que viven en esta sociedad, es tal que a ellas les gusta. Tanto es así que ha aparecido una cucaracha (si ven a Verónica corriendo por allí es que sigue huyendo, avisarla de que la cuca se ha cansado) y Clara, la responsable de la parroquia ha dicho, si no hay un hombre se mata al bicho y punto pero si no, aquí las hembras se ponen a gritar histéricas para llamar la atención del man.
Por otro lado las doctora continuaron su experiencias armándose de valor y volviendo al hospital.
Nos reciben con una cesárea a punto de comenzar, es decir, vamos a tener la suerte de verla desde el principio puesto que la paciente se está acercando al quirófano (por supuesto andando por su propio pie)

Se sube en la camilla y, completamente desnuda, comienza a mirar con cara de asustada a las 10 personas que nos encontramos en el quirófano, entre ellas la señora de la limpieza (fiel a sus botas de pescador)

Tras preguntarle el motivo de la cesárea (atención: la doctora no sabía por qué se le estaba realizando una cesárea), el anestesista le sujeta el suero y le infiltra la anestesia intradural. Mientras tanto la mujer se tumba y se empieza a preparar el campo donde se va a llevar a cabo la intervención. Una estudiante de enfermería limpia la tripa de la paciente con “Axión” (el sucedáneo del Fairy, del cual también se adjunta foto). Menos mal que también se le aplica después un chorro de Yodo, eso sí , metido en el mismo recipiente que el anterior.

Tras sondar a la paciente sin una gota de lubricante, la doctora procede a practicar la incisión en la piel. Tras cortar un poco el tejido subcutáneo, la función del bisturí termina. Decide coger unas tijeras, las cuales parecen ser que son las mismas que las del día anterior de la episiotomía, pues tampoco cortan. Ante tanta contrariedad, ¡manos para qué os quiero¡, deciden abrir lo que queda introduciendo las manos y llegar hasta el útero.
Tras 2 minutos de intervención ha nacido un niño de 3,5 Kg.
Se procede a cerrar a la paciente.

Tras nacer el niño se le lleva a una “cuna” para pesarlo y medirlo. Es de rigor aplicarle una fuente de calor para que no se quede frío. Para no desentonar con el resto de los procedimientos, la lámpara de pie de la sala de partos se ha convertido en la fuente de luz. Adjuntamos foto para que no se pierda detalle.


Terminados todos los trabajos, ya de noche, tras la diaria visita a la Sirena, de cena una nueva exquisitez de la casa basada en “eau da aguá” decorada con algunos fideos que se quedaron en el fondo de la cazuela. Esto sirvió de experimento para probar nuevas formas de alimentarse en el caso de que un complot mundial haga desaparecer los tan innecesarios cubiertos. Eso o las tazas de consomé son poco profundas y con forma de plato hondo. Después al sobre (como hubiéramos deseado una fiesta con barra libre y mojitos… mmmm ), no sin antes el recordatorio de la hembra de que arremeter la mosquitera es fundamental para nuestro buen descanso.

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