domingo, 17 de julio de 2011

Día 10. ¿Sebastian? un mindund.

Tras valorar porque no hay nadie levantado, se arranca la furgoneta y se empiezan a oir carreras y portazos de gente vistiéndose en tiempo record

A empujones todos en la “furgoneta aniceta”, primer intento de irnos, 5:45 am. Tras recoger a Rosi y a su hermano Francis volvemos a casa a por la comida. No se puede apagar la alarma y seguir durmiendo como si tal cosa y pretender llevarse la comida en las prisas. Nos ponemos definitivamente en marcha exactamente a las 6:ypico a.m. rumbo a la playa de Bayahíbe, situada al este de República Dominicana, próxima a la zona de la Romana, conocida por ser lugar de residencia de famosos y adinerados como Shakira, Julio Iglesias…


Tras una primera discusión sobre si encendíamos o apagábamos el aire acondicionado hemos dedicado el viaje a completar nuestros sueños entre debates sobre, con unas campanitas de fondo sonando constantemente. Pensábamos que era una conspiración del coordinador como venganza, pero resultó ser la alarma del móvil de Prado.
Pues eso, todos fritos menos el conductor, el guía (que señala solo con una falange y siempre en el ultimo segundo) y Prado como castigo por haber apagado la alarma y seguir en su placentero sueño. La pobre bizqueando intenta no dormirse.
Cuatro horas de viaje más tarde hemos llegado a la Basílica de Alta Gracia (Higüey) cuyo interior compensa la apariencia exterior del arquitecto con ganas de experimentar. camino hacemos una parada para visitar la catedral de que contiene una imagen de la Virgen traída de España lo cual la convierte en lugar de peregrinación nacional, especialmente el día 21 de enero.
Tremendo edificio de hormigón tan feo que es bonito.

Un poquito más de viaje y por fin en la playa. Hemos llegado a Bayahíbe, típico lugar idílico, con arena blanca, palmeras y agua cristalina. Una vez asentados se nos acerca un señor y nos ofrece una visita a un arrecife de coral muy próximo. Después de la considerable rebaja del precio y asegurarnos de que por lo menos casi todos tenían gafas, hemos disfrutado de corales y peces de colores y del maravilloso sabor del agua de mar a través de un tubito. Una vez en el arrecife nos damos cuenta de que la mitad de las gafas están rotas y a los tubos les entra agua, lo que nos obliga a compartir el material del que disponemos y nos hace sentirnos un poco estafados. Aún así lo que conseguimos ver nos resulta muy interesante y para algunos un primer contacto tan próximo con los peces.

Después comida y una siesta, para no perder costumbres españolas. La influencia del doctor Livingston llevó a no perder la clase y dormir en una cama improvisada en la arena, nada que envidiar al colchón LoMonaco. Algunos deciden dormir plácidamente la siesta, otros compiten por llevarse el primer premio al cangrejo Sebastian y otros deciden pasarse la tarde entera en remojo tomando contacto con otros animales marinos como cetáceos, peces, payasos y demás fauna del ecotono playero. Cuando los de la tradicional siesta española (para no perder costumbre) se levantan, comienza la sesión de fotos: Sonríe a la cámara, haz así, mira para arriba, humedécete los labios, conquista al objetivo (oh si oh si).


Poco más tarde y después de darnos una vuelta por los típicos puestos de pulseritas y comprobar cómo nos intentan timar una vez más, volvemos a casa otras tantas horas de viaje, de conversación interesante: universidades con Blackberry y sin parqueo, presos de confianza y traficantes de froga con harenes.
Agradecer la compañía de Rosi y Francis en este día, que se han portado genial con nosotros.
El campeonato de congrejismo queda suspendido por empate técnico entre todos.

Nota mental: erizo en pie duele.

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