lunes, 22 de julio de 2013

DÍA 22: Empañetando una gripe

Empezamos el último día de clases, ya que mañana es el último día y hay rally. En general todos los niños están melancólicos porque nos vamos y los buzones están llenísimos de cartas con las que seguro lloraremos al irnos, pero la diversión en los recreos y los bailes generales no faltan. El Harlem Shake va sobre ruedas, ¡si es que aquí se lleva el ritmo en la sangre!
Por otra parte hemos decidido comer directamente en Sainagua, con el objetivo de acabar la obra que empezamos. Rascamos tiempo hasta de donde no lo hay, y trabajamos como auténticos campeones. La tarde ha sido impresionante. Después de cinco horas y siete sacos y medio de cemento (el record lo teníamos en 3) hemos estado empañetando, rascando y pintando, bajo la lluvia, hasta dejar la capilla bastante apañada. Ya esta empañetando desde el piquito de arriba hasta abajo y solo quedan los trocitos que ocupan la unión entre el andamio y la pared.

Ha sido todo un espectáculo vernos ahí subidos bajo la cortina de agua dale que te pego al empañete. Se nota que venimos de clima frío porque los compis autóctonos enseguida han empezado a tiritar con el frescor de la lluvia y nosotros nada, dale que dale!!! Aún así queda mucho por hacer, y lo más seguro es que mañana repitamos la jugada de comer arriba en la obra, ya que todos coincidimos en que hay que acabar aquello que nos propusimos como proyecto al llegar a dominicana hace 21 días.
Aunque estábamos derrengados, al volver a casa cubiertos totalmente de cemento, limpiamos a  Aniceta, y nos duchamos a fondo y nos fuimos de cena con Manolo. Se conoce que más de uno estaba “hambruno”, ya que la bendición fue un visto y no visto, además de que la comida voló. En la cena nos acompañó un pequeño gato sarnoso y despeluchado que iba rozando piernas al son de un UY UY UY!

Al volver a casa preparamos el Gran Rally, con el que esperamos tener el mejor cierre del campamento con el que los niños nos puedan recordar. Un día más nos ha dado tiempo a hacer de todo, alargando los días a más no poder. Tarde o temprano el cansancio nos dará un gran wayabaso.

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