lunes, 22 de julio de 2013

DÍA 23: VIERNES. GYMKANA DAY

Buenos Día por la mañana, esta vez con más tranquilidad en el desayuno porque sólo íbamos a uno de los campamentos, al juntarse todos los niño en el de Lavapiés. Al inicio con pequeños problemas de logística y orientación por parte de los que veníamos de Pueblo Nuevo y nos sentíamos perdidos ante tanto espacio y chicos que cantaban el himno a viva voz. ¡No estábamos acostumbrados a tanta energía!

Ya desde el primer momento el día prometía un montón de experiencias que nos iban a dejar con la boca abierta. La primera se presentó en la furgo, en la que escuchamos en nuestra emisora de música algo como “Feliz día a mi hijo que está en su última jornada de campamento urbano”. Aniseta iba hasta las trancas, no cabía ni un alma más entre tanto ampli y bidón. La verdad es que aunque al principio nos parecieron demasiados, el correr con los niño durante la mañana nos provocó una sed indescriptible.
Errores con las pruebas y también entre los propios monitores que en lugar de dificultar el camino de los chicos dándoles largas, confesaban su número de prueba a la mínima de turno.


Arlyn se proclama vencedor, con el "equipo ñé" todavía muy lejos de ganar las piezas para completar el mapa que conformaba la búsqueda de los bolones del tesoro. Sin embargo todos y cada uno de los monitores de los equipos, así como los niños, dieron lo imposible para estar on fire a pesar del calor abrasador.
Tras la merienda gratuita y una batida en la que pusieron menos entusiasmo se celebraron unos concursos de baile que ya quisieran los de Fama, ¡cómo se curraron los chavales las coreografías!, el harlem shake y comenzaron los llantos de las despedidas, aunque no sabemos si fueron los niño o los profes los que más lloraron.
Mientras que una parte del grupo marchaba a Sainaguá para rematar el trabajo de la tarde, la otra  iba a Jaina en el pick-up de Ramón, en el que aparte de unos cabesasos se escuchó buen dembow y se comieron buenas buenas empanadillas.
Tras el viajecito nos juntamos con la hermana de Ramón, miembro del club de los Leones (una asociación internacional con sede en diferentes países del mundo dedicada a ayudar a personas desfavorecidas a través de las donaciones externas. Le dejamos fundas con gafas graduadas preparadas ya para su donación tras una revisión gratis al paciente interesado.
De ahí fuimos a Sainawá, donde sorprendentemente finiquitamos el trabajo dejando una capilla más que decente. La verdad es que ha sido un duro trabajo todos y cada uno de los días pero muy gratificante ver cómo se terminan las cosas propuestas con un esfuerzo continuo  de cementar, rascar, sedasear y pintar a las calurosas 4 de la tarde.


En la sirena compramos por fin comida. Cielos estábamos haciendo operación bikini! Aunque pronto se pasaría ese efecto porque Peniel nos llevó a cenar a una hamburguesería en la que la comida era de todo menos rápida. Además Melianna nos invitó a un rico jugo a elegir entre naranja y fresa en el restaurante más glamuroso de San Cris, cuyos dueños son sus  padres y los de Massiel.
Realmente un día agotador, contentos de ver los frutos de nuestro esfuerzo pero el hecho de que esto se acabe nos acercaba cada vez más al acechante wayabaso.


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