lunes, 22 de julio de 2013

DIA 25: Esto ¿se acaba?

Bien temprano, a las 6 estábamos en pie para dirigirnos a la Casa Curial y de ahí a Santo Domingo para ser testigos de la grandísima primera misa de Piesito. Peldón, Padre Piesito. 

A pesar de que algunos no quisieran y otros no pudieran ver completa la misa la representación del grupo que quedó dentro se levantó en numerosas ocasiones emocionados por las palabras de su gran amigo. Haciendo referencia al abuelo BUENO de una amiga suya, nombrándonos al comulgar, o mencionándonos al final de la misa cómo miembros de su propia familia. Fueron gestos que provocaron alguna que otra lágrima. Sin duda alguna será una misa recordada por todos y por las Manitas Limpias de Piesito que fueron protagonistas de un higiénico besamanos.

 Bizcocho en boca nos fuimos a dar el último paseo por la zona colonial de santo Domingo y por fin gracias al Padre manolo y su bonita guayabera tuvimos privilegio de entrar en la catedral. Acto seguido vimos la elaboración del puro bajo las explicaciones del dueño de su propia legua, mientras nos refrescábamos con un rico jugo. Terminamos las compras de los más rezagados y fuimos a comer a un asturiano conocido como “El Tigre” por cortesía de la familia de Piesito, haciéndonos sentir una vez más parte de ellos.
¡Qué rico estaba todo! En especial la tarta de dos chocolates y dulce de leche preparada para nuestro nuevo sacerdote, la cual celebramos con un “y que cumplas muchos más (días felices en tu vida, por supuesto)”. 

Como no podía faltar al final los españoles tuvimos que bailar. Rojo y Carlota nos hicieron una pequeña demostración de cómo (o cómo no) bailar sevillanas. En la sobremesa no faltaron los castillos con botellas de plástico y las ya habituales cabezadas de Carlota, a pesar del café que tardó un chin en llegar. Tocó despedirse de nuestra familia dominicana, volver a nuestra casa y hacer los últimos turnos de limpieza para dejar la casa perfecta para nuestra despedida, que supuestamente empezaba a las siete (las ocho y media dominicanas). Tras unos bailecillos y batallas de menear la chapa la noche se torció empezando por que una de muestras cooperantes debido a su licuefacción no nos pudo acompañar, además de por que nos vimos sin cena ya entrada la noche. La guinda fue romper las “piernas” de la mesa con lo que los invitados se fueron yendo y el plan de macro fiesta de pijamas acabó por no surgir. Aún así supimos disfrutar de lo que nos quedaba por delante tomando unas buenas papitas.

Después de nuestra peculiar cena, la noche no había terminado, llegó el momento de hacer maletas o incluso convertirnos en sonámbulos (ehh itz??).

Nuestro ultimo día en República Dominicana había acabado, lo que para la mayoría de nosotros es considerado un tremendo wayabaso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario