jueves, 30 de julio de 2015

Dia 21. El gran Rally

Ni el calor que nos espera, ni el ejército de niños que tendríamos que manejar en Lavapiés, nos iban a detener en el gran rally que habíamos preparado. Pueblo Nuevo apuntaba fuerte y Lavapiés estaba dispuesto a ganar el Rally, como buenos anfitriones. Con tantos niños y tantos monitores la mañana nos obligaba a organizarnos más que nunca y por eso, Modesto, Javi y Yennifer, monitores de Lavapiés, decidieron que no estaba mal echar la bronca a unos monitores de Pueblo Nuevo: -¡Dejad de jugar con la pelota y poneros en la fila!, gritaba Javi con autoridad-. –¡Pero si somos monitores! Respondían los asustados aprendices, y Javi, con voz más contundente respondió -¡Me estáis vacilando!- Y les ha quitado los balones. Esta situación ya se había ido de las manos. Menos mal que estaba Itzi para arreglar el entuerto. Y una novedad ha sido que María ha coronado con las llaves del campamento a Mervin, dejando la responsabilidad en él, y bien que ha actuado. Se ha trabado un poco al leer la pista pero bueno, un dertrape, detrape o… lo que sea lo tiene cualquiera. Tras largo rato de preparativos y un sol que a más de uno le ha dejado el pelo más rojo de lo normal, empezábamos el rally con todos los niños moviéndose por la escuela como un hormiguero. Las pruebas se realizaban con rapidez a pesar de no tener mapas que ubicaran las mismas, lo que se convirtió en un caos de niños y monitores corriendo por todos lados, algunos monitores más perdidos que los niños. Algunas pruebas se hacían especialmente complicadas, bien por la exigencia para pintar labios, que bajaba puntos si los niños se sentaban, o en la prueba del rompe dientes, donde al guiar a los niños para llegar a la meta se daban consejos muy lógicos como “gira hacia la dirección que escribes”, a lo cual Uriel contesta ¡yo no escribo, profe!.
El rally acabó y los niños disfrutaron, y los monitores también. Además los premios estuvieron muy repartidos. El equipo ganador ha sido de Lavapiés y el campa ganador fue Pueblo Nuevo. Después de la fiesta, la celebración ha terminado con un pan con nocilla gratis para todos los niños y unos refrescos. Pero el final apoteósico del campamento ha sido la competición de bailes de monitores, muy preparados los dos y con actuaciones estelares de algunos de los monitores, como la de Ángel con su voltereta lateral, o Génesis con su baile aguacate, plátano. El coro de Lavapiés con su baile de cocodrilo, ha triunfado.
Fin del campa, fin de la experiencia con los niños en 2015, pero no era lo último del día. Quedaba terminar una obra que teníamos pendiente, así que furgoneta, comida rápida y a terminar los detalles de la pintura de la capilla que teníamos entre manos. Trabajo meticuloso, pero sin descanso que ha terminado con una capilla como nueva y con un nuevo símbolo Agustiniano y el corazón de Solidaridad, con todos los nombres de los cooperantes que hemos trabajado incansablemente para que este proyecto saliera adelante, con la ayuda de fieles currantes como Yennifer, Anthony, Ray y Andrea. Ya anochecido y ultimando detalles del corazón de Solidaridad, se ha improvisado en el césped unas melés de rugby, donde Borja ha sido un invicto maestro. La lucha entre Raúl y Ángel ha acabado con una victoria del Padre Raúl. ¡Trampa, contaba con el Espíritu Santo! Las cacatas estaban como espectadoras. Otro reto terminado, otra victoria y una satisfacción absoluta por el trabajo realizado, por lo que en la furgoneta los ánimos estaban por las nubes acompañados de: ¡y si somos los mejores, bueno y qué, bueno y qué! Nos esperaba la última parada del día, la casa de Mervin y su Don Plin.
Comida reconfortante sentados en la acera con unas cuantas sillas y con unos cuantos juegos que no todos han acabado pillando. ¡Qué soñéis con unos cuantos peces!. Y por fin ha llegado la hora de volver a casa. Nuestro conductor ha avisado de su partida pero el movimiento del grupo no ha sido lo suficientemente rápido. La Aniceta se ha movido, y ha despertado al grupo. Increíble la capacidad de sprint de nuestros cooperantes para alcanzar la furgoneta, especialmente el último de Cristina, que ha entrado en la furgoneta como si huyera de Freddy Kruger en pesadilla en Elm Street, aunque por su cara, el susto lo tenían más lo de la furgoneta de lo que iba a entrar por la puerta, ¡Cristina!, corriendo en una mezcla entre Carlos y Jack Sparrow. Y rodeados de gente somnolienta, casi mejor que mañana seguimos.

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